Arachne, 2020. |
El trabajo con lo intangible, lo emocional, la alusión a la memoria, la identidad y el uso de hilos como vehículo físico de estos lugares interiores son elementos principales de esta obra, que ha realizado en un día con lana blanca y adhesivo que facilita la retirada de los hilos, símbolos de la ansiedad, el dolor, el tiempo y la identidad. Los intrincados caminos de capas temporales en torno a un piano, en apariencia sutiles y estáticos pero tensos y llenos de información emocional, se presentan en estratos temporales de una red energética que se teje en movimiento sincrónico dentro y fuera del organismo. Esta red de hilos, caminos de información, de memoria y de emociones, tensados hasta conseguir un equilibrio entre ambos lados, tiene al banco como eje visual que funciona cual cuerpo calloso que conecta ambos hemisferios con el espectador y donde se abre un espacio que invita a sentarse, pero resulta imposible. El piano, con la tapa abierta y un hueco libre para acercarse a él, interpela al espectador que, si quiere hacerlo sonar, habrá de atravesar la tela de araña, pero no podrá sentarse sin arrancar los hilos. El piano, que históricamente había formado parte del salón de las familias burguesas, fue un elemento fetiche u objet trouvé para movimientos como Fluxus, que lo utilizaban de manera no convencional expresando así el conflicto o el rechazo de lo tradicional tanto a nivel social como musical. En el caso de esta obra, creo que la intensidad emocional vista a través de hilos como enredaderas de tiempo me ha servido para comprobar el “entre” donde me encuentro. La telaraña me invita a esperar a su lado mientras el tiempo teje en mí una realidad reparada que abre nuevos caminos de posibilidades. |
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Obra acabada I | |||||
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Obra acabada II | |||||
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Construir | |||||
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Deconstruir | |||||