La culpa 1/10, 2019. | La culpa 2/10, 2019. | |||
La culpa 3/10, 2019. | La culpa 4/10, 2019. | |||
La culpa 5/10, 2019. | La culpa 6/10, 2019. | |||
La culpa 7/10, 2019. | La culpa 8/10, 2019. | |||
La culpa 9/10, 2019. | La culpa 10/10, 2019. | |||
El proyecto La culpa está formado por diez fotografías digitales a color. El conjunto de la serie ofrece distintos estadios del sentimiento de culpa en relación al cuerpo de la mujer, los cánones de belleza occidentales, la conexión cuerpo-alimentación y el trastorno adaptativo que este sentimiento puede ocasionar, así como su relación con la autoestima y la propiocepción. El tema me resulta especialmente relevante dado mi interés en cuestiones relativas a la identidad, el género, las desigualdades entre géneros de la sociedad patriarcal y la mitología. La obra propone una reflexión sobre la carga de culpa que llevan culturalmente las mujeres dado el trato que recibe su género dentro de la sociedad patriarcal, así como sobre los cánones físicos de la sociedad occidental y la autoaceptación o no, tanto del propio cuerpo como de las directrices socioculturales. El concepto de culpa en nuestra cultura tiene un trasfondo religioso muy importante. Podemos entender la religión como un sistema cultural que agrupa experiencias, significados, creencias y expresiones de un grupo a través de las cuales sus miembros organizan su relación con lo trascendente. A lo largo del tiempo y en diferentes lugares del mundo las sociedades han organizado su relación con lo trascendente de diversas maneras y las sociedades occidentales actuales tienen hondas raíces judeocristianas, por lo que muchos de esos conceptos religiosos (judaicos y cristianos), dada la organización política y social de occidente a lo largo de la historia, han pasado a formar parte de nuestro acervo cultural y los consideramos habituales dentro de nuestra civilización, si bien tienen un origen netamente religioso. Los grupos de poder, a lo largo de la historia, siempre han utilizado los mecanismos de control social que han tenido disponibles en cada momento, y la religión ha sido uno de ellos, de ahí que religión y política en muchos casos hayan tenido una relación simbiótica importante. En la actualidad, los grupos de poder establecen los mecanismos de control social correspondientes a la época en la que vivimos y desde la Revolución Industrial, las grandes corporaciones industriales han tenido un gran peso en el devenir de las sociedades. Estas corporaciones, en muchos casos, multinacionales, detentan en sus manos importantes cuotas de poder en los estados y establecen los mecanismos de control y gestión que consideran más afines a sus intereses. En el caso que nos ocupa, el de la sociedad occidental, estas grandes multinacionales no solo gestionan algunos sectores de la industria de bienes y servicios, sino que, en muchos casos, sus empresas abarcan muy diversos ámbitos de la producción y los medios de comunicación, a fin de tener un peso mayor en la sociedad. De esta manera, y como ha venido siendo en Occidente a lo largo de la historia, la distribución del poder en la sociedad tiene una forma piramidal que divide a la sociedad en gobernantes en la cúspide y gobernados en la base. Este gobierno no se refiere al ámbito político exclusivamente, sino al sistema social en su conjunto construido para que este esquema continúe. El filósofo Noam Chomsky, en este sentido, afirma que, al menos, el ochenta por ciento de la población ha de ser aleccionado para seguir órdenes y no pensar (Chomsky, N. Manufacturing consent, 2015 min. 2:12) y son las grandes corporaciones de medios de comunicación las que establecen el marco general de medios locales más o menos adaptados a su estructura. Estas corporaciones seleccionan los temas, enfatizan lo que consideran, filtran información, establecen los límites de hasta dónde se cuenta algo, etc. Determinan, seleccionan, dan forma, controlan y restringen para servir a las élites dominantes (Chomsky, N. Manufacturing consent, 2015 min. 3:00 a 3:54). En este contexto social en el que las raíces judeocristianas y sus conceptos sobre el bien, el mal, los géneros, el pecado, etc., se asientan en la base de nuestra de sociedad, donde las élites de poder deciden qué nos muestran, cómo y para qué, nos encontramos con personas cuya propia identidad muchas veces les resulta desconocida para sí mismas. En los tiempos en los que el sistema educativo, político, económico, etc., alimentan la pirámide de poder antes mencionada, la persona como individuo ha de hacer un esfuerzo extraordinario por conocerse, por aprender a pensar out of the box, por aceptarse, quererse y valorarse, sin dejarse mecer por la marea dominante de futilidad dirigida en la que los cánones de autoconocimiento y autovaloración se desdeñan y se ofrece un falso sentimiento de pertenencia al grupo a cambio de ceder la propia identidad. Este es el contexto sociocultural en el que nace La Culpa, donde la persona, atendiendo a lo que le ofrecen las grandes corporaciones (alimentación, educación, información, etc.), no acepta su cuerpo y necesita darse un baño de conocimiento para lograr otra conciencia de sí misma. El conjunto del proyecto recoge en imágenes la compra de un menú en un restaurante de comida rápida, el tiempo que se tarda en comerlo y la relación posterior que la persona implicada establece al mirarse al espejo entre alimentación, cuerpo, propiocepción y culpa. La colaboradora que ha realizado el trabajo de modelo ha querido participar en el proyecto a fin de ahondar en su propia identidad, la aceptación de su cuerpo físico y la conexión entre este y el sentimiento de culpa. Como recursos expresivos estudiados durante el curso y aplicados al proyecto se han utilizado la saturación, la puesta en escena, la clave baja, el espacio, el fotomontaje, la perspectiva, el movimiento, el formato, el cuerpo y el paso del tiempo. |
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