by Irune Serna
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Tiempo
 
 

Atacires que se despliegan en galaxia,

segmentos saturnales cincelan anhelos humanos.

¿Para qué quieres tu tiempo?,

¿acaso es tuyo?

o ¿es un préstamo de la carne?

Si llevo el tiempo en mi piel

es un préstamo oneroso que habrá de pagarse.

Si lo llevo en el alma

puedo seguir tejiendo con los hilos de Ariadna,

ovillo fabuloso,

talismán sin fin

que me recorre en busca de algo nuevo.

 
     
     
 
Rumbo
 
 

Conozco un barco de rumbo invisible,

sin paradas ni destino,

solo mar,

donde te viste una armadura de viento de sal y todo es horizonte de luz.

Apenas recuerdo como llegué, si acaso lo hice,

tal vez antes también fuera océano.

¿Nací con el mar o nací con el viento?

¿Nací?

 
     
     
 
Origen
 
 

¿Quién te hizo de paja y palabras?

¿Quién te puso el barro sobre la piel?

¿Quién te hizo creer que nada era para ti?

Espadas, machetes, lanzas, sogas, polvo y ruido

han habitado este cuerpo hasta diluirlo.

Necesitas un ángel que vele tu tiempo,

que limpie tus heridas y te muestre el cobijo.

Busca al sur, donde viven los seres que conocen los secretos de las estrellas.

 
     
     
 
Ayer
 
 

Me dejaste en la sombra con los recuerdos en la carne.

Piel profunda que habla de un tiempo donde nadie era hoy,

porque todos éramos otros.

¿Quiénes somos aquí?

¿Anhelos del pasado?

¿Semillas del futuro?

Motas de polvo suspendidas en la luz de la tarde,

que abrazan el aire para no caer al suelo,

aun sabiendo que esa será su morada.

¿Quiénes somos aquí?

Gorjeo de pájaros,

olor a hierba,

instantes de un sueño.

 
     
     
 
Hoy
 
 

En los días de mi piel habitan los senderos que me conducen al ahora.

Tiempos de hielo, cuerdas de espinas, aire gélido en mis entrañas,

mar de fieras sin edad

que habitan los abismos,

ya no soy vuestra.

Atrás quedó la niebla turbia de la última era.

Hoy vivo al compás de un volante del tiempo.

He soñado un alma sin miedo.

Pasos de escarcha en un bosque habitado,

memoria de estrellas fugaces

líquidas y aéreas

arrullaban mi deseo.

Nunca imaginé la vida,

solo me mecía el tiempo.

 
     
     
 
A veces
 
 

A veces el juego es de piedras y hielo, pero no quieres creerlo.

Te aferras a un debería inerte que solo te da abismo, pero vas a necesitar muchas escalas, balizas e impulsos para soltarte del monstruo.

Necesitas buscadores que te encuentren y hacer señales en el lugar adecuado, dentro del miedo no sirven.

Atrás, queda el Leviatán.

 
     
     
 
Futuro
 
 

Somos del jardín de la Tierra,

de la acera izquierda de la tercera galaxia.

Venimos en son de paz.

Viajamos en los pliegues del sonido,

en los bordes de la luz violeta que ves en el espejo.

No somos de Sirio ni de Andrómeda, ni de Ganímedes,

venimos de otro tiempo

donde el Sol era azul y la tierra dorada,

cuando Marte aún no había creado esta edad de hielo

y Venus importaba.

Aún podéis hacerlo,

aún hay un camino,

recorred el sendero.